Wednesday, August 07, 2013

Espíritus africanos


En el ‘Afro-Hispanic Review’ Almudena González-Vigil llama al pintor guineano Luis Royo del Pozo - ‘Papá Luis’ - “un artista que ‘respira arte’”.[1] Sobre el artista nos cuenta que pinta desde niño: “[...]por placer y sin escuelas. No pinta para vender, ni para exponer; simplemente forma parte de lo que define y de lo que organiza su mundo y así lo ejerce.” No sólo glorifica el amor del bosque trópical del pintor “con sus grandes árboles, entre los que se pueden ver espíritus africanos emergiendo, ritos y prácticas ancestrales, animales ocultos y músicas profundas”, sino también el aislamiento del artista “al que han pasado años sin salir de Guinea”. Y nosotros, el público, no entendieramos al artista: “Los que no lo conocen no lo entienden, incluso se equivocan en sus impresiones.”

Surge la pregunta quién se equivoca aquí. En su artículo Almudena González-Vigil pone imágenes de los cuadros del artista que tienen poco que ver con los bosques tropicales que ella describe en el texto. Veo paisajes y un cuerpo feminino, pintados en estilos bastante conocidos. Me hacen pensar en los cuadros que vi de ciertos artistas en países latino-americanos, que también pintan en un potpurri de estilos impresionistas, expresionistas, cubistas, y otros estilos occidentales. Parece que Luis Royo del Pozo, a pesar de su ‘aislamiento’, conoce bien los cuadros de Occidente. En sus bosques impresionistas y expresionistas no veo a ningún ‘espíritu africano’, ni ‘ritos y prácticas ancestrales’ o ‘animales ocultos’. Esos sean más los productos de las fantasías de la autora del artículo, con lo que hace todo más exótico para un público occidental. Incluso va un paso más lejos con decir que al pintor sólo le entendieran los que lo conocen, y “los que lo conocemos sabemos que es un artista puro, apasionado y cálido en medio de todo y de nada, de la vida y de la muerte, qué más da... lo que importa es la esencia, el ser sin contaminar, sin mentiras, sin complejos internos.” Da la impresión como si sólo ella y sus amigos pudieran patentar al conocimiento del artista y sus características con las que también entramos en los clichés del Romanticismo; el artista puro, aislado del resto del mundo y por eso no corrumpido. O sea, el artista no afectado por la ‘civilización’, el noble salvaje de Rousseau que va bien junto con lo exótico de la selva tropical.
En el mismo número del Afro-Hispanic Review salió un muy buen artículo de Alba Valenciano Mañé y Francesca Bayre sobre unas películas coloniales de los años cuarenta.[2] En este artículo mencionan “la construcción del imaginario colonial a través de la identificación de los estereotipos que perduran en el tiempo.” También analizan las imágenes de las películas según estos estereotipos. Unos de los temas de las películas resultan ser la riqueza forestal, la representación etnológica, la fauna y los fenómenos naturales, con “la lucha contra la naturaleza y la relación dicotómica entre salvaje y civilizado”. Son los temas de las imágenes acompañadas por “una omnipresente voz en off”.
El comentario de Almudena González-Vigil a los cuadros de Luis Royo del Pozo tiene algo de una omnipresente voz en off. En su comentario no da una crítica, ni explica mucho de los motivos del pintor. Describe al pintor como alguien “enamorado del bosque tropical que le ha cautivado y persuadido [...]. Se puede ver la fuerza de la naturaleza y el miedo a ofenderla.” Son los tópicos exóticos que son los mismos tópicos de siempre; los estereotipos que perduran en el tiempo. Y, sólo habla la voz en off. Faltan los datos del artista. En el artículo ni siquiera mencionan títulos, ni fechas de sus cuadros.
Anita Brus


[1] Almudena González-Vigil, Los mundos de Papá Luis. Afro-Hispanic Review, Vo. 28, number 2, 2009, Vanderbilt University
[2] Alba Valenciano Mañé y Francesca Bayre, Cuerpos naturales, mentes coloniales: Las imágenes de Hermic Films en la Guinea española. Afro-Hispanic Review, Vo. 28, number 2, 2009, Vanderbilt University
 

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