Monday, June 13, 2011

¡Mantequilla en la cabeza!



Es una expresión holandesa. Alguien tiene mantequilla en la cabeza cuando le pesa su mala conciencia. O, cuando juzca a los otros y no a si mismo. ¿Tengo mantequilla en la cabeza? Tal vez. Estuve en Guinea Ecuatorial, disfrutando de lo que me ofrecieron allí, aunque no tenían mucho que ofrecer. En Guinea no existe el turismo. Venden guias en el extranjero lleno de mentiras. Ni siquiera quieren el turismo. Ya tienen suficiente dinero ganado por los negocios con el petróleo, y el resto no les importa un pito. No hay cines, ni museos, ni una vida cultural organizado por los guineanos. Uno de los lugares más civilizados en Guinea es el Centro Cultural de España en Malabo donde ofrecen una buena comida, cursos de literatura y lengua gratis; todo en un ambiente muy agradable. Entonces yo disfruté de lo que critico, porque he criticado y sigo criticando los Centros Culturales. ¿Mantequilla en la cabeza? Tal vez. Pero por lo menos no me quedé callada. Ni aquí, ni allí. Hablé de todo lo que había visto durante mi estancia en el país. Les conté a todos que querían saberlo lo que me había ocurrido en Corisco y en Moka. Mostré las fotos de la isla destruída y hablé de lo que me había contado la gente allí. Me acuerdo muy bien al padre con su hijo en Corisco que tenía una casa justo al lado de esa pista monstruosa de Obiang. Todavía veo a ellos, tristes, desesperados, porque les habían robado media isla. Y, mostré las fotos que saqué allí (y lo hago otra vez). Hablé de todo eso cuando difruté del lujo del Centro Cultural de España. Pero, no todos querían saberlo. Había gente que se alejó de esa extraña mujer holandesa. ¡Qué hacía ella allí!? ¿De qué hablaba? ¡Mejor que se callara! Eso es lo que leí en las caras de algunas personas y nunca he entendido cómo podían concordar las cosas irreconciliables. Aún menos después de la huelga de hambre de uno de sus compañeros. ¿Cómo puedes concordar el sufrimiento de uno de tus miembros con aceptar dinero de los culpables? ¿Cómo puedes trabajar en un país del que los gobernantes persiguen a uno de tus compañeros? ¿Cómo puedes callarte después de todo lo ocurrido? ¿Cómo puedes criticar al gobierno de tu país (España) por negociar el petróleo mientras tú negocias la cultura? Lo pregunto al director del Centro Cultural de España y a todos que siguen trabajando allí, sea con las mejores intenciones, como ayudar a la gente que no tiene nada si tú no les das algo. Bueno, les ayudas, pero si te callas de lo malo que les ocurre cada día, tienes mantequilla en la cabeza. Tal vez tiene algo que ver con la historia española. España no se comportó muy bien con su antigua colonia (¡ni lo hizo Holanda con sus colonias!) No dejó ninguna infraestructura a Guinea. Y, la historia franquista tal vez también tiene mucho que ver. Sabemos que después de la muerte de Franco España eligió el camino de callarse. Sea como sea, no deberíamos aceptar tener mantequilla en la cebeza. Tendríamos que contar todo lo que vimos y experimentamos en Guinea Ecuatorial. No sólo lo bueno sino también lo malo. Sólo así ayudamos al pueblo guineano y mantenemos la cabeza limpia.

Anita Brus
Amsterdam, 12 de junio de 2011



3 comments:

Nómadas said...

Muchas gracias, Anita. Vamos a subir tu reflexión a nuestro blog y pondremos el enlace para que conozcan el tuyo. Con personas como tú se puede pelear por la libertad sin la terrible sensación de vivir una pesadilla sicodélica y vacía. Gracias por acompañarnos en nuestra marcha por la libertad y la dignidad humana. Eres una bella persona.

Juan

ana said...

Gracias, Juan.

María said...

Gracias Juan, por haberte adelantado en el piropo que le dedicas a Ana.

Acabo de comprar el libro ¡Indignaos! de Stéphane Hessel

Un abrazo a los dos.
María