“Papá, ¿por qué no viene Cruyff?” Así se llama el cuento sobre Orlando, escrito por el escritor argentino Gabriel Casas. Su protagonista es un chico de ocho años que, en la Argentina chiflada de fútbol de 1978, es hincha del equipo falso; Orlando es ‘pro naranja’.
El relato, magnífico escrito, trata de un “bicho raro” que adora a los del equipo holandés porque son “los mejores futbolistas del planeta”.
Orlando quiere saber de su papá por qué el mejor futbolista Johan Cruyff no ha venido a Argentina. A lo que le contesta su padre, para su desconcierto, que Cruyff no quería venir a un país donde la junta militar “mata a la gente por la calle, o la hacen desaparecer”. Para evitar que sus compatriotas argentinas linchen a su hijo, no le permite que asista a la final entre Holanda y Argentina.
Una prudencia parecida explica que Casas no ha encontrado un editor para su cuento. La ‘historia naranja de amor’ sólo recién fue publicada por un editor pequeño y alternativo.
El cuento de Casas es un relato “antinacionalista”, como el periodista Pablo Llonto escribe en el prólogo. Y, en un periodo en lo que el patriotismo populista triunfa en Latinoamérica, eso es una característica peligrosa. Es decir que la ola izquierdista que inunda Latinoamérica es una ola sobre todo antiamericanista y antieuropea.
En Argentina echan la culpa de la crisis económica, que en el año 2001 ha enfrentado el país con problemas inimaginados, al extranjero. Son los obligacionistas y los bancos, los multinacionales y el Fondo Monetario Internacional que han llevado el país a la miseria.
En ese ambiente nacionalista no es aconsejable encapricharse con otro país. Tal vez es por eso que nadie en Argentina conoce al escritor Gabriel Casas. La editora Eloísa Cartonera sólo sabe mencionar que Casas nació en 1967. Le han enviado la historia de Cruyff por correo electrónico. Pablo Llonto describe en su libro sobre el Mundial de Fútbol en 1978 “La vergüenza de todos” cómo las Madres de la Plaza de Mayo, que en este momento estaban buscando a sus hijos, apelaron a los periodistas holandeses que contaran al mundo de la junta horrorosa.
Pero, hoy en día, las "Madres Locas" forman uno de los soportes más importantes del presidente izquierdista y populista de Argentina Nestór Kirchner. En la pancarta mayor, llevada por las Madres de la Plaza de Mayo después de que se había estallado la crisis, no estaba mencionado nada sobre los derechos humanos. El texto sólo dijo: “Termina el pago de la deuda al FMI”.
Marcel Haenen
(traducido por Ana)
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9 comments:
Muy, muy, muy interesante. Y excelente traducción, Anita.
Besos orgiásticos.
Escritores buenos y excelentes hay muchos en el anonimato al que los condena el mercado al que no acceden todos y los que acceden no todos cuentan con talento sino con amistades en el medio editorial para publicar cualquier escrito al que se atreven a bautizar literatura. Desgraciadamente el mundo capitalista premia a quien sea capaz de vender, no importa si es o no bueno, lo relevante es que al final del ejercicio fiscal de la editorial ese escritor genere ganancias.
En cuanto al cuento, suena interesante para leerlo, pero de antemano digo que soy maradoniano. Claro. Puede ser porque vivi el mundial de 1986 y no el del 78.
Besos y abrazos Anita.
Te mandaré el cuento.
Besos.
Lei el cuento, me gusto mucho, es sensible y muy cercano a mi que siendo colombiano, cuando se trata de futbol, desde que vi por televisón el mundial de 1986, decidí que otro equipo, no el de mi nación era el que me hacia y me hace sentir representado en la cancha, donde el mundo es una pelota.
Hi Ana, a mí también me encataría leer ese cuento. Abrazo
Interesante ana.....lo que traduces y lo que dices.
Manduco, ¿tú por aquí?
...pues ya ves
Si a alguno le gusta Andrés Caicedo, pasen al blog a leer un rato. Saludos Ana.
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