Pero no se trata de un corazón abstracto... El que nuestro Cristo ostenta es un órgano contundente, palpitante, de un carmesí soberbio, con volumen y diseño de un realismo espeluznante. Una verdadera presa de carnicería, con dos aditamentos que inquietan: por la parte de arriba despide una llamarada y al centro está ceñido por un aro de espinas que lo hace sangrar.
Laura Restrepo en "La novia oscura"
Laura Restrepo habla de Colombia como país del Sagrado Corazón, el santo patrono que, según ella, en calidad de tal ha teñido el espíritu colectivo y la historia patria del país de su misma condición romántica, atormentada y sangrante. Dice que un elemento común en todas las casas de los colombianos pobres es la imagen de este Cristo.
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